Catherine está en un impresionante vestido rojo diseñado por Sarah Burton para Givenchy. ¿Y superarlo todo? La tiara del nudo del amante AKA, la misma tiara que alguna vez usó la princesa Diana. Mientras tanto, el príncipe William se ve increíblemente elegante en un esmoquin formal, completo con medallas reales. ¿Pero la verdadera magia? Está en el lenguaje corporal y en la forma en que se miran el uno al otro que envía un mensaje claro sobre la fuerza de su vínculo.
La foto captura un momento de la pareja sonriéndose el uno al otro y no cualquier sonrisa. Es el tipo de aspecto que se siente lleno de amor, asociación y un poco de esa energía “tenemos esta”. Está dando a Total Dream Team.